Fortalecido me levanto, Padre, para reavivar el fuego del amor y saludarte con alegría junto a todos los portadores de tu Schoenstatt. En el Santuario estamos congregados: allí nuestros corazones arden en amor por la Madre tres veces Admirable, que por nosotros quiere construir tu Reino. Animados por el Espíritu Santo, nos ponemos de rodillas y con júbilo alabamos a Cristo, quien, con ella, nos envía como instrumentos, para dar a los pueblos un nuevo destino.
AGRADECIMIENTO Gracias por todos tus regalos, por la abundancia que hemos recibido; gracias porque elegiste a Schoenstatt y porque allí Cristo nace de nuevo. Gracias porque desde allí quieres irradiar al mundo las glorias de nuestra Madre, inundando los corazones fríos con torrentes de amor.
PODER EN BLANCO Usa de nosotros según tu voluntad; haz que por Schoenstatt vuelvan a llenarse las amplias naves de la Santa Iglesia y que alabanzas circunden tu trono. Si deseas, puedes dedicarnos al trabajo, puedes mandarnos cruces, penas, dificultades. En el éxito o en el fracaso anunciaremos siempre tu amor.
INSCRIPTIO Padre, hágase en cada instante lo que para nosotros tienes previsto. Guíanos según tus sabios planes, y se cumplirá nuestro único anhelo. El ideal para el cual tu amor nos creó esté presente ante nuestros ojos y plasme íntegra nuestra vida; por él lucharemos con todas las fuerzas. Danos, Padre, arder como un fuego vigoroso, marchar con alegría hacia los pueblos y, combatiendo como testigos de la Redención, guiarlos jubilosamente a la Santísima Trinidad.
CONFIANZA Cuando consideramos nuestras propias fuerzas, toda esperanza y confianza flaquean; Madre, a ti extendemos las manos e imploramos abundantes dones de tu amor. Aun en las tormentas y en los peligros guardarás fidelidad perenne a la Alianza que sellaste con nosotros y que, con tantas gracias, tú has bendecido. Tú nos enviarás las vocaciones que con nosotros se consagren al servicio de tu Reino; nos darás trabajo y copiosas bendiciones y a nuestra impotencias unirás tu inmenso poder.
OFRECIMIENTO Cuanto llevo conmigo, lo que soporto, lo que hablo y lo que arriesgo, lo que pienso y lo que amo, los méritos que obtengo, lo que voy guiando y conquistando, lo que me hace sufrir, lo que me alegra, cuanto soy y cuanto tengo te lo entrego como un regalo de amor a la fuente de gracias, que desde el Santuario brota cristalina para penetrar el alma de quienes a Schoenstatt han dado su corazón, y para encaminar bondadosamente hasta allí a los que, por misericordia, tú quieras escoger; y para que fructifiquen las obras que consagramos a la Santísima Trinidad.
BENDICIÓN Descienda la bendición de Dios sobre los consagrados por entero a Schoenstatt trayéndoles felicidad y salvación aquí y en la eternidad. Amén.
CONSAGRACIÓN NOCTURNA
Tras el peso y el afán del día, junto a ti, que nos guiaste y nos escogiste como instrumento, Padre, buscamos el reposo.
AGRADECIMIENTO Alabanza y gratitud a ti, Compañero de esta jornada, a ti, que realizaste por nosotros lo que te alegra y regocija. Con nuestras manos fuiste agregándole a Schoenstatt piedra tras piedra, a esta Obra que ha escogido tu bondad para llevar salvación al mundo entero. María, la Madre fiel que nunca nos deja solos, con fuerza nos tuvo de su mano, porque nos confiaste tu Obra a nosotros, que somos iglesia, esposa del Señor. Todas las bendiciones de este día fluyeron desde el altar; como un inmenso mar de gracias majestuosamente nos mantuvieron y nos llevaron. Padre, con amor nos saludaste y pusiste dulzura en nuestras vidas, porque el Señor en los hombres se nos manifestó una y otra vez. Solicitando nuestra compañía, por el dolor humano a menudo nos llamó; para asemejarnos a Él una y otra vez nos trajo la cruz. Lo que alegró tu mirada retorne, Padre, a la fuente de gracias, que brota desde nuestro Santuario para honra tuya, del Hijo y del Espíritu Santo.
CONFESIÓN DE CULPA Padre, por la expiación de su sangre preciosa, Jesús nos reconcilie con tu corazón entristecido por cuanto hicimos sin el debido amor. Considera a María como Abogada nuestra y escucha su petición de Madre; recibe con benignidad sus méritos y míranos paternalmente. Muchas veces, cuando el mundo nos sedujo, nuestros corazones se endurecieron. A menudo no estábamos vigilando cuando nos expresaste tus deseos. Muchas reservas ocultas nos cansaron y enfriaron; muchas malas pasiones menguaron la fuerza del amor. A menudo, los hechos con que hoy te indignamos destruyeron nuevamente lo que, con palabras, habíamos predicado y anunciado. A menudo malgastamos tiempo y oportunidades. Las faltas de omisión, que nos privaron de tu benevolencia, Padre, nos oprimen pesadamente. Para pena tuya se oscureció nuestro gran ideal (I.P.) y la batalla del día fue débil (E.P.), porque nos faltó espíritu y acción. (Examen de conciencia - ideal personal, examen particular)
EJERCICIO DE LA MENTE La intimidad de nuestras almas desnuda está ante los ojos del Señor, que aparecerá como juez un día a juzgar a todas las naciones. Libremente nos desprendemos a hora de las ataduras que aún nos aprisionan; Padre, en Cristo nos entregamos a ti sin reservas, filialmente. Participamos de la agonía de Cristo y de su muerte de cruz, tal como será al fin de nuestras vidas en la unción con el santo óleo. La mano toca cada uno de los sentidos y te solicita, Padre, que los libertes de las cadenas que durante el día de hoy los ataron quitando al alma su vigor. Mucho nos duelen nuestras faltas. Nuestro corazón culpable lo sumergimos en el mar de amor consagrándolo nuevamente a ti por entero. Tú nos regalaste amor y nosotros te ofendimos; nos colmaste con dones y nosotros te olvidamos. Por eso nuestra labor por los hombres no alcanzó toda su fecundidad. lo que una mano había construido, lo destruyó la otra en un momento. Por nuestra culpa nos miras con tristeza a nosotros, a quienes Tú has amado, y a nuestro Santuario, propiedad de nuestra Madre. El futuro será distinto: dejaremos de lado las apariencias; sólo iremos en pos del ideal, que por todas partes nos alumbra.
PETICIÓN Danos reposo en tu protección; sé para nosotros escudo y defensa potente en contra del dominio de instintos y sentimientos, y de las argucias de Satanás. Con el amor que de ti nace, colma mi alma hasta lo hondo; así viva únicamente para la Obra que alza al mundo hacia ti. Que mañana nos levantemos sanos y renovados a la hora señalada, para consagrarte con generosa servicialidad nuestra fuerza y nuestro tiempo. Madre, inscríbenos en tu corazón y llévanos contigo hacia el cielo. La Alianza, que sellamos en una hora de gracias, la renovamos ahora con fidelidad.
BENDICIÓN Descienda la bendición de Dios sobre los consagrados por entero a Schoenstatt, trayéndoles felicidad y salvación aquí y en la eternidad. Amén.